martes, 27 de enero de 2009

Principios de la Historia de la Resistencia, por Eloy Reverón


El filósofo venezolano José Manuel Briceño Guerrero reconstruye una cosmovisión (Weltanschauung) del latinoamericano estableciendo, mediante la observación de la historia de las ideas, del devenir político y el examen de la creatividad artística, en el subrayado de tres grandes discursos de fondo imperantes en la caracterización de Nuestra América.

El primero es el discurso europeo segundo que parte de la identificación de Europa desde una identificación con Europa que es el ámbito de espiritualidad estructurado por cuatro principios que son su inicio fundamento y gobierno. Se encuentra completamente definido a finales del siglo XIX cuando nos trajo desde nuestra importación de las ideas de la modernidad donde el progreso y el desarrollo con matices de aspiraciones al cambio social planificado con proyección de los Derechos Humanos para toda la población donde los positivismos, socialismos y tecnocracias, que si es cierto que sirvió como vehículo ideológico para la intervención de las grandes potencias políticas e industriales y es resultado de dicha intervención.

El discurso cristiano que el criollo hereda de la España Imperial que afirma la trascendencia humana y la pertenencia parcial a un mundo de valores metacósmicos. La marca de la Cruz transciende los períodos históricos y clases sociales porque está presente en las expresiones de mestizaje latinoamericano, nuestra relación cultural con lo indio y con Europa.

La virtud de la obra de Briceño Guerrero es que al identificar Europa desde una identificación con Europa nos entrega a una Europa occidental y cristiana a través de los rasgos específicos en la descripción de su cosmovisión; reitero, partiendo de la identificación con Europa.

De esta manera, cuando de brazos de esta filosofía autóctona y vernácula brotada de la prosa briceñoguerreriana, escuchando la voz de su relator imaginario quien encarna la identificación de Nuestra América con el occidente cristiano.

Al asumirnos y reconocernos dentro de la cultura europea debemos cobrar conciencia de lo que es Europa, aunque hayamos leído que muchos europeos notables han dudado de la existencia de algo que defina al sustantivo Europa a no ser como sinónimo de cultura occidental, o de un continente separado por océanos culturales donde prácticamente no existe la otredad.

Para el notable filósofo venezolano resulta claro partir de cuatro principios para llegar a la esencia de lo que entiende por Europa, que en la precisión semántica del filósofo, estos cuatro principios; entendidos como inicio, fundamento y gobierno, son: El Cristiano, El Señorial; El Imperial y El Racional. Juntos manifiestan una tensa relación dinámica con notables afinidades dentro de su heterogeneidad. “Ninguno puede deducir de los otros ni reducirse a otro. Se constelan en figuras donde la dominación de cualquiera de ellos es limitada por los otros.”(Briceño: 1979 p. 11)

Lo esencial se resalta en la idea de que la tensa relación que mantienen crea el ámbito donde se ha desarrollado la cultura europea.
Para construir una teoría de la historia partiendo de este pensamiento es importante apreciar que la disminución o el crecimiento de uno de los elementos de este cuadrilátero se manifiestan de manera conceptual en la historia europea. “Europa se creó a sí misma a partir de cuatro principios encarnados en movimientos históricos definidos y formas culturales precisas; se creó nueva y otra transformando los datos disponibles, transmutándolos, adecuándolos a su modelo nuevo y otro sin precedentes en la historia de la humanidad.

América fue creada por Europa en un acto de adquisición para incorporar espacio geográfico y etnográfico no occidental al espacio suyo, en un movimiento que tiende a configurar en igual forma todo el espacio del planeta, a la con-versión uni-versal.” (Briceño:1979:149)