El presente constituye una versión del folleto realizado con motivo a la ponencia presentada en la mencionada reunión de historiadores y profesores del área.
Reproduce el testimonio del historiador Eloy Reverón como ponente en "Décimo Primer Congreso de Historia Regional" celebrado en la universidad Rómulo Gallegos en su sede de San Juan de los Morros entre los días 19, 20 y 21 de Octubre de 2011
Venus Preamericana Eloy Reverón |
Este encuentro de historiadores representó una excelente oportunidad para confrontar los puntos de vista y enriquecer el acerbo profesional.
Mi ponencia comienza por
la forma como la cultura hegemónica ejercida como
fuerza de dominación, divide para dominar, acumular y
controlar; y concluye proponiendo que existe un nudo
ideológico por desatar: la epistemología eurocéntrica y
medieval con que se concibe la forma de hacer historia.
Los poderes de dominación que imperaron durante los
últimos quinientos años de modernidad hegemónica
han operado con un principio fundamental aplicado en
tres aspectos fundamentales de nuestra realidad. Me
refiero al viejo enunciado que reza: divide y vencerás. Es
un lugar común decir que se dividió socialmente el trabajo para acumular. De lo que se habla poco es de la
división epistemológica del saber. Y de los riesgos que
se corren cuando se divide temporal y espacialmente la
historia.
La contrapartida liberadora pensaría en la unión social
del trabajo para combatir la acumulación de los
beneficios de la producción por una minoría
privilegiada.
Métanse con el santo, pero no con la
limosna, solía decir mi abuelo cuando tocábamos estos
temas. ¿Qué tal entonces? si comenzamos por asumir
una actitud cónsona con el pensamiento filosófico
liberador que se está consolidando en nuestra América,
en el siglo XXI.
Una concepción transdisciplinaria, que
llegue más allá de los antiguos preceptos eurocéntricos
de la Escuela de los Anales. Llenarnos menos la boca
con autores lejanos a nuestra realidad y reflexionemos
desde nosotros mismos, para comparar después.
Este es, a grandes rasgos, el punto de partida. No
es fortuito que reconocieran como libertador a un
hombre cuya última angustia y sus últimas
palabras se refirieron a la Unión. No es secreto
que la división social del trabajo, genera las
demás fragmentaciones que permiten consolidar
las estructuras de dominio colonial. El tema trata
de la independencia, lo más sensato que se ha
generalizado en los medios de comunicación, es la
idea de que existen nudos de dominación por
desatar. Lo más que nos permitieron las
circunstancias del evento, fue saber que esos
nudos eran ideológicos.
La trinidad es un misterio que opera como tal tan solo en las mentes fragcionadas, ya los egipcios hablaban de Osiris, Isis y Horus.
Como nos encontrábamos en un congreso de historia regional, comenzamos enunciando algunos aspectos epistemológicos de la Teoría Bolivariana de la Historia aplicada a la Revolución Bolivariana.
La historia representada mediante la figura geométrica de un triángulo equilátero donde el primer vértice identifica el aspecto regional; el segundo, lo que entendemos como historia nacional; y el tercero, la historia pluriversal.
La imagen de la ventana porque de alguna manera esta representa, el punto de vista real desde donde nos ubicamos para escribir la historia. En el caso particular comienzo por este símbolo de mi herencia Cuica, específicamente de las familias chachíes y estivandaes.
Utilizo el término trinidad porque es lo más que se parece a la concepción tridimensional de la vida que tenían mis ancestros, de la línea materna. Solicitamos a la audiencia familiarizarse con ese símbolo. Vincularlo a la idea de la historia.
Entre los treinta participantes que asistieron a las mesas salieron a relucir inquietudes interesantes. En una se comentó la actitud “prepotente” de los historiadores, que por manejar técnicas para la interpretación documental, presumimos de sabelotodos. La referencia fue aludida: ” contra un historiador de "El Desafío de la Historia" contraparte neocolonialista de nuestra revista Memorias, quien en una entrevista de radio dijo que Francisco Herrera Luque no hacía historia. Un estudio de la psicopatología social del venezolano a través de los Archivos de Indias, no es historia. ¿Que queda para los historiadores de oficio, los cronistas y la memoria popular,? fue la interrogante que reinó en el ambiente.
Un solo tiempo histórico: el de la dialéctica: dominación-resistencia-liberación.
Este tiempo histórico parte del encubrimiento de América en 1492, culmina con el alcance de la independencia integral del continente. El símbolo del espiral identifica mucho la forma como gran parte de la indianidad concibe la historia. Los relatos cotidianos parten de los orígenes míticos de la etnia, y se van abriendo hasta llegar a los detalles de la faena diaria. De igual manera la física o la matemática, representa de una manera sintética, un binomio el cual se irá desparramando en forma
de espiral.
De la misma manera tratamos los asuntos del conocimiento, comenzamos expresando una idea de
la manera más sencilla posible, y continuamos estableciendo relaciones que nos permiten ir ahondando en el tema, en la medida que continuamos recopilando información.
Tedecio García, un indio cuica pariente de mi abuela le contó a nuestro primo Manuel Andara Olívar, sobre la tarde cuando los chachíes y los estivandaes dejaron de ser lo que habían sido. Fue un mensajero de nombre Timbis que trajo la noticia de la llegada de los hispanos al territorio de nuestros primos, los Timotos.
La Transdiciplinaridad: alternativa liberadora
La THRB se nutre de todas las ramas del saber, física, química, matemática, antropología, geografía, filosofía hasta de la inteligencia sentiente
y la inteligencia poética. Subsume todo punto de vista posible, con el cual se interprete la realidad. En la imagen, representamos simbólicamente a una rama del conocimiento.
Aquí ya entramos en el plano del marxismo latinoamericano, a nivel de la filosofía de la liberación, e incluso de la teología de la Liberación. Es necesaria la reflexión en torno a la obra de Xavier Zubiri e Ignacio Ellacuría para entrar en el terreno de la realidad histórica como objeto de la filosofía (Dussel), para llegar a la esencia de una praxis histórica con pretensiones de cambio social. No se puede transformar una realidad si se tiene un concepto fantasioso de la historia. La historia como instrumento de Liberación no puede ir sino tomada de manos con la filosofía y el resto de las divisiones de que ha sido objeto el conocimiento.
La democratización de la memoria no solo debe estar proyectada a quienes han sido excluidos del derecho de interpretarla. Me refiero a que muchos licenciados en historia que estaban egresando de nuestra escuela de la U.C.V., han quedado reducidos a técnicos, muy eficientes por cierto, recopiladores de datos, especialistas en fichaje, y resumen de contenido, pero con referencias muy superficiales de otras ramas del saber. Esas críticas al “carrerismo” ya la hacían a nuestra Escuela de Historia compañeros como Pedro Pablo Linares, y Alvaro Toro por allá en los ochenta, por solo recordar algunos. La historia no puede ser un feudo, así como la comunicación social, o los estudios filosóficos. No podemos pensar por separado. La clave de la dominación está en la división para vencer. Unir para liberar es la contraparte.
El pensamiento hegemónico elude la posibilidad de que observemos la realidad, como en el ejemplo que vimos, donde aparecen todas las partes que conforman la fumarola.
Vista de esta forma podemos entender todas las partes que presentamos por separado refieren a un instrumento del ritual para las turas. Abuela contaba que en lugares apartados del páramo, se encontraban los mitoy, unas cuevas donde los hombres se reunían para llorar a sus muertos. En Santiago de Trujillo, terminaron usándolos para alumbrar a las ánimas benditas del purgatorio, quienes a fin de cuentas, resumen el espíritu de nuestros antepasados a quienes llora la indianidad.
Esta representación de la totalidad es subversiva para la dominación porque implica considerar la forma como fueron atados los nudos de la dominación colonial, podríamos hallar la forma de desatarlos. El subconsciente colonialista teme a esta visión.
En este sentido recordamos a Simón Rodríguez cuando nos advierte que debemos prestar más atención a un indio que a Ovidio. Yo había prestado atención al indio porque identifico mi cultura ancestral. En la misma forma contemplo las etnias europeas, las del norte del África y del África Insular. Lugares de origen de mis otras líneas ancestrales. Punto de partida de mi historia local.
La importancia de la última imagen es que al final de tanto símbolo por separado, nos encontramos frente a una cosmovisión de la indianidad, pero vista como partes separadas que no comprenden la existencia integral de cada una de esas partes en la pieza que resulta cuando la apreciamos de manera integral. Allí está la esencia de la decolonización de la epistemología moderna y posmoderna con que continuamos apreciando, no solo la realidad histórica, sino la filosofía y demás divisiones que ha sufrido el conocimiento. ¿Cuándo vamos a tomar consciencia de la Transmodernidad?
Por eso resulta fatuo pensar que democratizar la memoria significa incluir a los excluidos en la farsa historiográfica y clasista con su discurso dominador de la Independencia.
No es fortuito que la gente los confunda con la Academia Nacional de Historia, la pose es la misma. El ritual de situarse en lo alto de un escenario, colocando unas mesas de por medio, es un lenguaje de dominación. Me refiero a la actitud propia de traer a unos conferencistas que lean trabajos, donde, el público queda inhibido a tratar de tu a tu con tan altos señores de la tarima, es sin duda una actitud de la cultura de dominación, los nudos ideológicos que nos atan, y son los más terribles, sobre todo, cuando ni siquiera parecemos conscientes de ello.
El trabajo de las mesas por separado, es peor aún que la realidad de la fumarola que tomamos como ejemplo. Porque ni siquiera pudimos ver las piezas por completo.
Los asistentes criticaron la forma como consideran la historia los historiadores de la sociedad colonial implantada.
No es fortuito tampoco que se hubiera confundido el apellido de Germán, cuando el lenguaje corporal con que lo presentan es el mismo. La semántica ritual de la cultura de dominación está expresada en la liturgia del evento.
Democratizar la memoria histórica significa que el Centro Nacional de Historia no continúe siendo un feudo de los historiadores, así como el periodismo y las entrevistas no sean monopolio de los comunicadores sociales. Democratizar la memoria histórica significa darle espacio a la obra de los historiadores excluidos, como el caso de Enrique Bernardo Nuñez, Francisco Herrera Luque, y a Gerónimo Pérez Rascaniere, quien ni siquiera fue invitado al evento, pese a su monumental obra ya premiada y reconocida.
El problema es que la crítica no gusta, aunque sea constructiva, porque la historia regional continúa siendo un feudo, como todos los feudos creados en las universidades.
Los invito a revisar los programas de educación
media del ministerio de Educación mexicano, donde la historia regional es considerada como uno de los componentes esenciales de la misma historia nacional y esta de la historia internacional que nosotros preferimos asumir el término pluriversal, acuñado por el filósofo Xavier Zubiri.
No se trata de asumir aquel peligroso concepto de totalidad donde la historia es presentada como un gran relato, como un sistema que sirve para explicarlo todo. Se trata de que no observemos la realidad desde parcialidades como las imágenes que precedieron a la fumarola.
Identificar a qué se resiste la resistencia India.
Se ha pretendido escribir historia de la resistencia indígena, sin mostrar a qué se resiste el Indio. Como si el único Indio fuera el venezolano, o estuviera separado del resto de la historia de la Indianidad. Ignorando la declaración de Cuzco, o los episodios significativos de la lucha de la indianidad por ocupar una silla en las conferencias indigenistas Interamericanas.
Para presentar la forma como aprecia el concepto de Independencia la Teoría Bolivariana de la Historia en el marco de la Revolución Bolivariana, presentamos los símbolos que por separado, representan los cuatro principios de la cosmovisióneuropea, definidos en la obra filosófica de José Manuel Briceño Guerrero, en el Laberinto de los tres minotaros., editado por Monte Ávila donde el autor define el principio Señorial, el cual representamos con la figura ecuestre armado con espada y su lanza; el principio imperial, con la corona; el principio cristiano, con la cruz; y finalmente, el principio racional representado mediante la figura geométrica del cubo.
Llamamos la atención sobre el hecho de que al ilustrarlos con un símbolo los estamos colocando en el centro del espiral de la fumarola. Un enunciado sobre el cual iremos rodeando información y reflexión, para construir un concepto propio de cada uno de los principios, y las diferentes combinaciones de estos símbolos para representar a las instituciones, cada vez más y mejor complementados, cada nueva realidad los alimenta. Lo esencial que queremos destacar con esta imagen es que esa cosmovisión de aquellos reinos se proyecta hacia nuestra América como una expansión geográfica de su cultura hacia nuestra América. De la misma forma se proyectan sus instituciones. Si combinamos la corona con la Cruz, tenemos la Inquisición. Si combinamos el cubo de la razón con la cruz, la teología de la Liberación. Allí la dirección del vector regresa en sentido contrario a la dominación.
El cubo y la Corona, la pedagógica de la dominación institucionalizada en la Universidad. Lo que nos interesa destacar en la última imagen es la presencia de cuatro vectores de la fuerza del dominio colonial. Representados con flechas como en la física que nos permiten identificar la fuerza aplicada a los nudos de dominación. Su procedencia, y mediante sustitución por símbolos, tal como en una ecuación cuando no nos hemos dispuesto a despejar el valor de equis, en este caso cada una de las figuras que ahora se nos presentan como las fuerzas del dominio colonial en el proceso de expansión geográfica de España en nuestra América.
Partimos del momento primordial cuando se inicia la relación dialéctica de dominación-resistencia-liberación que comienza con el encubrimiento de América en 1492. Todos los eventos históricos están inmersos dentro de esa dialéctica. El ejemplo recurrente es la lucha entre explotadores y explotados. Cuando trasladamos ese concepto a nuestra América, debemos encerrarlos dentro de un paréntesis y elevarlo a una potencia foránea, que los hace dependientes, tanto a explotadores como a explotados, que en esta realidad colonial, están sometidos a las fuerzas de dominación de procedencia metropolitana.
Continuará... en construcción
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